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Iñigo Galatas

Sopa de ganso

Esa droga que nos hará más pobres


Dicen que en el futuro la escena será como sigue: Llegarás a la puerta de una tienda, tocarás el timbre, presentarás los papeles de buena conducta y de estar al día con todos los pagos de Hacienda, la Seguridad Social y todos los préstamos del banco además de tus ingresos anuales. Una vez revisado y aprobado te dejarán entrar y en una antesala te cachearán, una vez que hayas pasado todas las pruebas podrás pasar a esa tienda especializada en la que se venderá: CHOCOLATE. La droga, esa oscura que se presenta en forma de tabletas y en forma de bombones, esa que se come y que no se puede dejar de comer una vez que abres el paquete. Te lo presentarán unas señoritas con guantes blancos y, mientras eliges el que quieres, no te quitará ojo de encima el maromo que te ha cacheado en la entrada. También habrá casos tan extremos que se podrá recetar a través de la Seguridad Social, o lo que sea que haya dentro de unos años, por prescripción médica se llama eso y algunos nos sentimos tan necesitados que lo vamos a exigir.

Parece ser que el chocolate tal y como lo conocemos hoy en día, ese que se coge tan alegremente en las tiendas especializadas o en los super, ese que se encuentra en paquetes de todos los estilos y que tienes desde “con leche” hasta del 90% de cacao, ese está a punto de desaparecer. Hoy en día ya estamos comiendo más de lo que se está produciendo. Los motivos son muy variados, pero se resumen en que el agricultor africano se da cuenta de que el arbol del cacao es menos rentable que otras plantas, empieza por buscar formas para economizar la producción, sigue porque las enfermedades de la planta se están cargando grandes extensiones que no merece la pena repoblar y termina porque se está empobreciendo la tierra en la que se levantan las grandes extensiones de árboles de cacao y te da como resultado nuestro futuro, un encarecimiento serio, muy serio, del chocolate. Lo dice The Independent citando a Tony Lass, gran jefe de la Asociación para el estudio del cacao.
Dicen que los precios se dispararán y comprarán chocolate sólo los muy adictos, los locos del chocolate, los que no pueden vivir sin él, esos tendrán que rascarse el bolsillo, pedirán créditos y rehipotecarán la parte de la vivienda que ya tienen pagada por conseguir ese producto que se venderá a precios considerables.

Ya no se podrá echar mano del chocolate cuando haya un disgusto amoroso, a lo mejor eso salva un montón de noviazgos y matrimonios, si no puedes tomarte un chocolate después del disgusto, no merece la pena disgustarse y a los que no hemos pasado una guerra será el cuento del abuelo “me acuerdo cuando una barra de chocolate costaba un euro y nos tomábamos una taza antes del chiqui chiqui” que es lo que cuenta mi más que querido Jose Mari Gorrotxategi cuando dice por qué a las monjas les gustaba tanto el cacao en polvo.
La cosa es; por favor hagan un acto de caridad, dejen de consumir tanto chocolate alegremente, déjenos vivir a los que lo necesitamos por prescripción médica. Gracias.

Blog escrito escuchando: Paloma Faith – Do You Want the Truth

gastronomia, restaurantes, vinos, recetas

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