Costers del Siurana entonces era una bodega pequeña, familiar, fruto de la revelación divina que sufrió el matrimonio formado por Carles Pastrana y Mariona Jarque, un par de profesionales de Barcelona que vieron la luz del vino en el Priorato e hicieron una inmersión en la zona comprando terrenos y viñedos a punto de desaparecer y plantando en zonas que fueron productivas y que los payases locales habían levantado. No en vano esas tierras en las que se fijaron fueron las de la primera Cartuja de la península iberica (siglo XII) cuando los monjes de la orden de San Bruno decidieron establacerse ahí, siempre a vueltas con la Iglesia y con su sabiduría por la mejor tierra para los viñedos.
Este Ustages 05 sigue entusiasmando como lo hizo entonces. Quizás no con la misma frescura, al fin y al cabo todos nos hacemos mayores y algunos hasta maduran con el paso del tiempo. Este Ustages se ha vuelto más serio, con mayor empaque, con más saber estar y puede enfrentarse a una comida más potente. También hay un trabajo más serio en la viña y en bodega. Este vino, es un ensamblaje sólido entre las uvas más características del Priorato pero hay una que me parece que le da mucho sentido al vino, el calor de la garnacha que lleva todos los boletos para hacer un vino con poderío y que, sin embargo, despega gracias a esas otras dos que son la cabernet y la tempranillo que la atan en corto y, a última hora, viene una cariñena que le da profundidad, largura, dos minutos después del primer trago hay mucha fruta, todavía hay vino para rato. Ligeramente se presentan esas especias, esas mentas. hay que buscarlas, pero lo intuyes todo y te gusta. Cómo me gusta este vino porque es un sincero compañero de viaje. Y doy las gracias porque se siga haciendo.
Blog escrito escuchando: Franco Battiato – Centro de gravedad