Solana 4 es ese bar que montó hace unos meses un tal Roberto Ruiz con unas socias al lado del Tinglado de Tolosa. Se monta el bar con un problema que para otros supondría un escollo insalvable. No hay salida de humos y, por lo tanto, no hay cocina. ¿Un bar sin cocina?
Y es que no hace falta una cocina para dar un buen producto. Si hay jamón, hay latas en conserva y un poco de pan, lo demás incluso sobra.
Luego está la parte de las ideas prácticas, como por ejemplo con el asunto tan mal llevado por algunos como el vino. Estos han decidido llegar a un acuerdo con un distribuidor joven que les lleva los vinos, le pagan lo que se ha consumido, los cambia cada mes y, de esta manera, hasta parece un bar de vinos. Por supuesto que incluye una pequeña clase cada mes para que sepan de qué están hablando cuando les piden algún vino en concreto.Había un patio y con cuatro duros, un poco de gusto (esa ropa tendida tan especial) y otro poco de voluntad han hecho una terraza en la que se está de miedo, te olvidas de todo metido ahí, pides tu vino, tus latas, tu jamón y ya has hecho una comida maravillosa. Hoy en día se puede pedir poco más.
Solo están hasta las 10 para no molestar al vecindario y, para rematar la jugada, son encantadoras. Pues si me tengo que ir a Tolosa los mediodías para picar cosas cómodamente en una terraza, lo haré muy a menudo. En estos casos lo único que se puede hacer es agradeder a los hosteleros con ideas que sigan haciendo cosas.
Blog escrito escuchando: The Low Anthem – Smart Flesh