Verás, no voy a ser yo quien descubra la panadería Galparsoro de la calle Mayor de San Sebastián, las colas de posguerra delatan el éxito del producto que se vende, con la cantidad de panaderías que hay, no ya en Donosti, sino en la misma Parte Vieja, esta sigue manteniendo a la gente en cola en la puerta porque no dan a basto (a veces también porque hay poca gente atendiendo) y lo mejor es que el cliente lo aguanta porque sabe que lo mejor le espera dentro.
La pieza que me enamora y a la que me lanzo los fines de semana (sigo adelgazando, ya van 15 kilos) es ese pedazo de brioche de molde. Es completamente distinto al de Aguirre, es más, no puede haber nada tan diferente para dos productos que se llaman de la misma manera. Este es como el lado más dulce, más avainillado, más esponjoso de un pan de molde. Es una gloria bendita recién hecho, pero es que al día siguiente o, a los días, tostado es un auténtico lujo. Y es el complemento perfecto para hacer la tarta más sencilla que recomienda Martín Berasategui, con ese brioche en el fondo de un molde, bañado con una natillas perfectamente hechas y…
¿Por qué todo esto engorda?
Y encima si lo rematas con una copa de champagne…
¿Por qué todo esto es inmoral?
Blog escrito escuchando: Albert King – Live Wire/Blues Power