Yo no soy muy de vermuts porque no hemos coincidido. Para un Manhattan sí porque va mezcladito y desde que me enteré cómo se hace la marca que se encuentra en todas partes, más te vale que esté mezclado con algo porque no sabes lo que te metes en el cuerpo.
Todo eso hasta hoy y por culpa de mi amigo Dani Corman. Me presentó este Vermut con su clàsico “tu pruébalo y ya me diràs”.
Empecemos por declarar esta bebida como natural en todos los sentidos y nos podemos fiar de la bodega de donde proviene. Celler El Masroig son unos tíos que se toman lo ecológico y lo biodinámico en serio. Hacen este vermut con vino de verdad y de uva macabeo, macerado con hierbas y flores que crecen junto a los viñedos, que te traslada a tardes en el Priorato (Montsant) donde te cuentan que los currantes de la tierra maceraban el vino con hierbas que recogían de aquí y de allá, no sabes qué hay pero te acerca al tomillo, a la manzanilla e incluso al naranjo.
Y ahora empieza lo bueno: donde otros añaden azúcares y jarabes para darle color y dulzor, estos añaden vino sin macerar y MISTELA. Dos semanas después de pasar por barricas exclusivas de vermut, presentan una autèntica joya para consumir frío, con unas aceitunas y hacer uno de los aperitivos sin tonterías, el buen vermut mediterràneo de toda la vida, pero también peligroso porque sus 15 grados no perdonan y a poco que te descuides caen un par de vasos.
“Tu pruébalo y ya me dirás” me dijo Dani, y ahora se lo digo: “no me vuelvas a hacer esto, amigo, porque estoy enganchado”.
Blog escrito escuchando: los goles de la Real contra el Barcelona