Y para que no pareciera el loco de la cuadrilla, el amigo en cuestión también se lanzó a la probatura. Me miró curioso, “esto es un plato”, claro que él es cocinero, cocinero brillante y yo un simple mortal.
Dicho y hecho, un año más tarde, después de que su agricultor le mirara con cara rara, le trajo las primeras vainas de garbanzos jóvenes, criaturas antes de que se hagan mayores y se sequen, y, al igual que el guisantito, se puso a hacerlo.
Ahí está el nuevo plato de Roberto Ruiz en el Frontón de Tolosa (el mismo moderno al que le acaban de premiar la página web, enhorabuena, sobre todo porque te lo tomaste muy en serio). Garbanzos, unos repelados y escaldados unos segundos, otros enteros (que prefiero casi sin pasar por el agua porque la piel se nota demasiado) y otros fritos muy curiosos porque le dan un aire mediterráneo al asunto, como de fruto seco. Hechos a la manera de los guisantes con una lonchita de jamón o un huevo escalfado. Se estrenó en buena compañía (con la bloguera Garbancita – no podía ser de otra manera) y ahí queda para los registros, por si dentro de unos años a alguien se le ocurre decir que “inventó” el plato y que en su familia se lleva haciendo ese plato desde hace varias generaciones.
Blog escrito escuchando: Randy Newman – You’ve Got A Friend In ME