La película es un “making of” de lo que realmente va a ser el final del proyecto que se puso en marcha hace ya 4 años, un disco libro hecho entre los platos de Mugaritz que aquí se presentan, la música de Felipe Ugarte y los textos de Harkaitz Cano. De hecho, con los títulos de crédito se intuye que hay mucha más música que la que se ve aquí.
Y lo mejor que tiene es precisamente eso, se muestra el proceso de creación de los platos y de la música que compondrá el disco y aquí se ve que sea ese proceso razonado o casual lo importante es el resultado final, ese resultado que satisface una inquietud personal, un resultado que es la respuesta a la curiosidad y la insatisfacción que debe dirigir todo trabajo creativo.
Pero es que, además de eso, esta película es una declaración de intenciones clara: Ya no debe existir la polémica entre cocina tradicional y cocina de autor. Porque Felipe Ugarte a través de la música y Andoni a través de la cocina lo dejan muy claro, existe sólo una manera que tiene cada uno de expresarse, de transmitir una búsqueda, de buscar respuestas, tanto la cocina de Andoni como la música que hace Felipe Ugarte en esta película van más allá de sus cuatro paredes, son representaciones de un estado de ánimo, son inspiraciones del alma que cada uno tiene y es la manera que tiene cada uno de contar una historia interior.
En algún momento de la grabación, Andoni dice que siempre ha intentado transmitir al comensal un juego, quiere despertar los sentidos, quiere que la gente se haga preguntas y busque respuestas a través de la búsqueda (siempre la palabra búsqueda – el viaje, los viajes) que la gente pueda llegar al conocimiento. Esta película consigue que te hagas preguntas y el poso que te deja es que la ignorancia es peligrosa.
Pd.: Ese cocinero que aparece constantemente haciendo cosas en la cocina de Mugaritz es Llorenc Sagarra.