No me voy a meter con otras denominaciones porque me acuerdo de cuando hablamos del Paso Las Monjas, ese vino navarro que no parece navarro pero que es más navarro que San Francisco Javier, no ahora quiero hablar de La Rioja Alta y concretamente de ese Londoño que te has puesto a hacer junto con José Ramón Díaz y Raquel Saenz en la bodega que habéis llamado Sancho de Londoño con un viñedo a los que les dedicáis 24/7/365 como suelen decir los técnicos modernos y que cualquier otro diría simplemente que les dedicáis cuerpo y alma para sacar adelante un vino diferente, moderno sí, pero diferente, riojano sí, pero diferente, porque por un lado es un vino divertido que encaja bien en todas partes y en todas las situaciones, por otro lado es un vino con mucha fruta que lo hace apetecible desde la primera copa, pero por encima de todo es un vino fresco que apetece acabarse la botella porque te encuentras cómodo con él. Todo el vino es una conversación amable entre amigos, no te quita la atención, pero hay un momento que callas porque quieres captar todo el espíritu del vino y sabes que está en cada sorbo. En su día me dijiste que en tus vinos sólo pretendes que se exprese la uva y la tierra, pues debe ser la tierra de Hormilla y esas cepas centenarias porque hay muy pocos parecidos a este Londoño de mis amores. Y encima lo encuentro en la calle Aldamar de San Sebastián a 9,90. Ya me dirás cómo lo haces.
Ahora me dicen que has oido la llamada de Pedro Lazaga con su “Vente para Alemania Pepe” y haces vino por ahí arriba. Pues que te vaya bien y que nosotros lo disfrutemos como estamos disfrutando de lo que haces por aquí. Ya nos contarás.