Pues no lo pienso hacer porque ha habido mucho y muy bueno. Miro al año y, a pesar de la gente que se ha ido, pienso que ha sido un año muy bueno. Ha habido altibajos como no podía ser de otra manera en un año tan difícil, pero haciendo un repaso rápido resulta que sólo aparece lo bueno y lo vuelvo a intentar y vuelve a salir lo bueno.
Ha sido un año en el que he conocido a mucha gente nueva, unos se harán más amigos que otros, pero la mayoría ha sido gente que ha merecido la pena conocer. Ha sido un año en el que he comido muchos platos nuevos y he conocido muchos sitios nuevos, de los que han merecido la pena he escrito (no todos, porque aún me queda en el recuerdo un bacalo de Akelarre del que tengo que hablar porque me ha parecido la octava maravilla) y de los que no, no he dicho ni mu a pesar del entusiasmo con el que me lo han querido mostrar. He conocido mucha copa nueva y también lo he dicho, es probable que aún me haya quedado en el tintero (¿hay alguien que aún utilice tintero?) ese Broker’s, la ginebra que quedará cuando se pasen todas las modas de las ginebras “Premium” sobre todo porque ha aguantado 200 años de historia y le quedarán otros tantos más. Y de lo que estoy seguro es que nos quedarán un montón de grandes momentos con grandes vinos, aunque cada día estoy más convencido de que el vino está directamente asociado al momento y a la persona con quien lo tomas, por eso me gusta hablar cada vez más de sensaciones que de organolepsias, que es una enfermedad del que me quiero ir curando.
Y los que fueron buenos amigos y amigas siguen siéndolo, que eso en tiempos de crisis no es malo, porque sabes que no sólo te quieren por tu dinero. Y los iRekonductibles siguen funcionando y eso también es un lujo hoy en día.
Mañana irá una lista de lo mejor, que más bien será tonta como no podía ser de otra manera.