A la vista de la noticia del cierre de Urepel ya he recibido cinco o seis llamadas y gente que me ha preguntado: “¿Pero no iba bien el Urepel? Si siempre estaba lleno.”

Empecemos por el principio fundamental: No sé por qué cierra el Urepel.

Ahora sigamos: Se me ocurren un montón de motivos para cerrar un restaurante que no pasan, necesariamente, por motivos exclusivamente económicos. En primer lugar está lo del relevo. Ya no era ningún secreto que Peru dirigía la cocina desde la distancia por internet, otras aventuras, otras locuras que le satisfacen más y le hacen desarrollarse mejor como persona le llevaron hace ya un par de años a dejar el día a día en manos de Lordi, cocinero de primera división. Pero puede que las cosas así planteadas suenen bien, pero puede que sean más duras de lo que uno al principio se propone. También puede ocurrir que los caminos empiecen a divergir y no merece la pena seguir adelante con un proyecto.

No cumplir las expectativas no significa no cumplir las expectativas económicas, acabo de conocer un caso de un señor que ha dejado la propiedad de un negocio de alimentación que va bien simplemente porque piensa que debería tomar otro camino que él no es capaz de tomar. Así de sencillo.

Y, sí, también existen motivos económicos, que cuando decimos que un local está siempre lleno nos olvidamos de ir entre semana y son esos días los que realmente hacen la caja necesaria para aguantar los tiempos malos, en algunos casos los fines de semana sirven para pagar los gastos, para cubrir que se dice, y entre semana vas sacando para vivir, para mandar a los niños al colegio, para vestirlos y para comprar los caprichos ahora que se hacen mayores y te piden el coche. Si sólo tienes para pagar los gastos llega un momento en que te cansas de la vida. Y que la estructura de un restaurante en tiempos de bonanza no puede ser el mismo que en tiempos malos. Y que Urepel tenía mucha empresa que es la frase que se utiliza para describir la clientela de algunos restaurantes.

Y si es por motivos económicos entonces, por lo que se ve, no es oro todo lo que reluce.

Como me dijo un hostelero (al que no le va mal porque siempre ha sabido atar en corto las cosas y hacerlas bien) “Ahí hay un local muy majo para montar un restaurante.”

Y acabo por el final: No sé por qué cierra Urepel, pero me lo puedo imaginar. Sin más.

En twitter: @guiabuenamesa