Si un buen día naces y te enteras que lo has hecho metido en el entramado de la familia Raventós,  me imagino que te tienes que sentir diferente y te recorre por la espina dorsal una cepa que no te permite pensar en otra cosa que no sea vino. Si además de eso resulta que eres hijo de D. José María la cosa se pone aun más clara.

Así que a Pepe Raventós (digámoslo claramente: el gran Pepe) no le ha quedado más remedio que dedicarse al mundo del vino y afortunadamente para nosotros lo ha hecho en este tiempo y en este momento.

Entre sus locuras está este rosado espectacular por muchos motivos entre los que destaco su nariz compleja, su boca seria y elegante, fruta sí pero no golosina, volumen porque es un vino hecho con el corazón para aquellos que buscan algo más en un rosado. Pero además está el color,   nunca jamás encontrarás un color tan cautivador y sugerente en un rosado, es casi salmón. Más a más que dirían ellos, está hecho con esa pinot noir que parece tan difícil e imposible y de ahí que tenga tantos matices. Para acabar re rematarlo todo tiene un nombre romántico,  porque la rosa es la flor que sacrificaba su vida por amor al vino, se plantaba en los limites de los viñedos y era la primera en sufrir los embates de las plagas. Daba su vida por las viñas.

Un vino de Raventós i Blanc obligatorio para una cena romántica.  A menos de 10 euros no se puede decir más.

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