Andaba yo paseando por Beasain sin meterme con nadie cuando me presentan un Carrefour de frente. Aburrido, hastiado, desquiciado no queda más remedio que meterse en el lineal de los vinos y ahi, entre cosas menos apetecibles y antiguas me salta al ojo algo que no conocía, Coto de Rioja Rosado 2011. ¿Qué iba a hacer? Cogerlo.
Presentando rosados de La Rioja, porque en La Rioja también existen rosados, incluso si están en Oyón. Lo mejor es que juegan con dos variedades muy frutales: la garnacha, esa garnachona que no da más que alegrías, y la otra, la tempranillo que tantas satisfacciones está dando a los lugareños. A eso añadimos un nuevo ingrediente: el año 2011 que permite unas uvas casi perfectas.
Todo eso unido a una empresa con un enólogo excepcional como lo es D. Pedro Aibar da como resultado lo que me acabo de tomar, un rosado único, un rosado puro, limpio, afrutado, lleno de fresas, lleno de flores, lleno de frescura que te revienta en la boca, tomaría este vino para simbolizar lo que es la frescura en la boca. Una maravilla. Y encima, minutos después aún te queda en boca todos los sabores que te habias encontrado al principio. Es largo y se agradece. A ojos cerrados no te atreverías a decir que es un rosado.
Acabo de ver la cuenta del Súper y he alucinado, este vino cuesta un poco más de 3 euros. Creo que se han confundido.
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