En el repaso de los rosados que merecen la pena para este verano no podía faltar uno de los clásicos desde hace ya algunos años, Mediodía de Inurrieta. Clásico entre los rosados porque está hecho con una gran calidad desde el primer día, sin esperar a que haya una gran cosecha para hacer un gran vino. Está hecho como se hacen los grandes vinos, para ser el orgullo de la bodega, para que sus propietarios estén orgullosos de un vino navarro y que represente su nombre allá por donde vaya.

Inurrieta es el sueño de infancia y juventud de unos triunfadores, los Antoñana, triunfadores en otras lides y soñadores del viñedo que se les había metido en la sangre de jóvenes, porque ellos siempre recordaron cómo crecieron y siempre pensaron que el viñedo es lo que te ata a la tierra, el viñedo son tus raices, el viñedo es lo que ayuda a que tu sangre circule. Y no hay más.

Y la sangre navarra es la garnacha, por eso ellos lo tiene tan claro, 100% garnacha, un sangrado natural y un vino limpio de un color tan brillante que debería ser el ejemplo de donde salen todos los rosados. Y luego están esos fresones, claros y limpios en nariz y luego está toda esa juerga en boca que te dice juventud, desparpajo y naturalidad y te rellena la boca de rosas que duran un buen rato como si fueran naturales recién cortadas. Un vino que se ha hecho tal cual es este desde el día uno, viniera bien el año o no.
porque los hermanos lo tenían en la memoria y es en la memoria donde se hacen los grandes vinos. Y te dicen que está a menos de 5 euros en supers (Super Amara de San Sebastián). Así que lo tienes claro para el verano.

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