Vamos a las burbujas que es lo que me gusta. Y en cuanto veo una marca que no conozco en una tienda me lanzo para ver qué tal está. Y creo que es una buena opción hacerlo siempre porque uno ya empieza a estar harto de las marcas esas que no llevan a nada especial, que aburren y que no hacen más que dar ardores de estómago.
Nicolás Feuillatte viene de Epernay (una de las capitales del champagne) y es el producto de una cooperativa que suma un montón de hectáreas entre las que, lógicamente, hay tierras en grandes crus, crus y más normalitos. Pero como llevan años haciendo las cosas bien y como uno de sus principios es el cuidado de la tierra y del viñedo, el resultado es el que podemos comprobar en cada botella.
Este es un producto de mucho sabor, de mucha presencia, de mucha elegancia, es un champagne con todas las características de los grandes, un champagne que puedes llevar a una mesa con la tranquilidad de quien lo vaya a tomar se dará cuenta enseguida de la diferencia entre algo bueno y algo vulgar. Tiene los aromas primarios que buscas pero lo mejor es que en cuanto te lo metes en boca empiezas a hablar francés porque el brioche y el croissant te salen sin querer. Al final incluso algo de mantequilla.
Claro que este es un Brut Reserve que suele ser una gama un poco más alta que el más normal Brut, pero el secreto de esta botella es que está en torno a los 27 euros (Lukas San Sebastián) que es algo así como 10 euros por debajo de lo que pagas por un champagne normalito, no digo que es como para tomar todos los días, pero sí que puede haber ocasiones más especiales a lo largo del año.
Por cierto que es una marca que tenemos en nuestros alrededores porque lo ha cogido para su distribución un hombre que sabe de esto un rato largo, él es Belasco, del grupo La Navarra con sus vinos y pacharán conocidos en el mundo entero. Así que esa suerte tenemos.
En twitter: @guiabuenamesa