¿Puede cambiar tanto un champagne a lo largo de los años? Henri Abelé es el ejemplo de que sí puede mejorar y mucho.
Empezamos a ver este champagne hace ya algunos años cuando Freixenet entró en la empresa, una elección basada en la calidad pero, sobre todo, por la historia. Y es que Abele comenzó su andadura en el siglo XVIII es la tercera casa más antigua de champagne, es más, el champagne no sería lo que es hoy en día sin algunas aportaciones realizadas por el señor Abelé. Por ejemplo, esa idea de congelar la punta de la botella para hacer un degüelle limpio es suya, hasta entonces era la suerte lo que hacía que las levaduras salieran de manera completa.
Decía que hace ya algunos años que Freixenet distribuye su champagne en España pero, a decir verdad, era un champagne discreto, a mi juicio un poco acidito, sin personalidad, champagne sí, un precio interesante sí, pero nada más.
Pero de un tiempo a esta parte hemos ido notando un cambio sustancial, se ha convertido en un vino con mucha personalidad, de esos que ya puedes distinguir cuando te tomas una copa, lo tiene todo para considerarse un gran champagne. Para empezar es muy cremoso y tiene unos tostados que hacen que el primer trago sea reconfortante, completo y con mucho futuro. Al rato abres una puerta a la primavera, flores y especias que jamás creerías, ¿canela? ese ingrediente que cautiva, que hace que los sabores se hagan más cálidos, a veces parece una poción mágica.
Yo no encontraba todo eso antes, lo decían pero no lo veía. Ahora sí, y lo mejor es que sigue teniendo el precio interesante de antes, en un restaurante deberías poder encontrarlo por menos de 30 euros, al menos deberías encontrarlo por menos del clásico.
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