De entrada advertir que este es un vino único del que se hacen muy pocas botellas, pero no es de esos vinos sólo al alcance de unos pocos ni por precio ni por logística, así que es de los que merece la pena probar por el simple hecho de que es diferente.
Estaladiña es el nombre de la uva que alguien se encontró, de repente, en el Bierzo leonés. Lo más curioso del caso es que el descubrimiento lo hizo un personaje llamado Gregory Pérez, que así dicho pudiera parecer que los padres tuvieran una fijación por algún actor americano y que el chico lo pasaría mal con ese nombre en escuelas leonesas. Pero no, es de origen francés, de tierras bordelesas pero de familia que no se dedicaba al vino. El chico Gregory sí, se apasionó y, en un momento dado, después de pasar como enólogo por algunas de las mejores bodegas de Burdeos, decidió que donde se podía hacer vinos de verdad era en el Bierzo. Así que llegó hace algunos años y, sin saber una palabra de castellano, se puso a trabajar en bodegas de la zona hasta que aprendió a decir: “Quiero montar un proyecto propio.”
Mengoba se llama su bodega y la ha hecho a base de comprar viñedos aquí y allá. En esas compras se dio cuenta de que había una cepa que no se parecía a otras de la zona y le dijeron que se llamaba Estaladiña y que, probablemente, no se había arrancado toda porque daba más trabajo arrancarla que dejar que se secara. Pero no se secaron esas cepas y las conservó pensando, además, que eran muy muy mayores y que había que respetar a los mayores. Resultado: un vino diferente, nuevo y muy del Bierzo.
Lo diferente se nota enseguida en boca porque no es el clásico potente de muchos caballos, este es más tranquilo y elegante, yo diría que incluso es más Borgoña que Burdeos, recordemos que Gregory hace vinos de potencia bordelesa, con este vino estás recordando realmente de donde viene porque te imaginas tierras llenas de minerales y montañas. Con los años se ha conservado perfectamente. ¿Y qué lo hace tan único? Pues que se hacen muy muy pocas botellas pero que están al alcance de la mano. En San Sebastián en Lukas en torno a los 20 euros y en la red. Merece la pena para hacerte el raro y triunfar.
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