Cómo nos gusta a algunos la mezcla de razas, la mezcla de sangres. Esos mestizos que sacan lo mejor de cada uno y que aparecen todo guapos, altos y bien parecidos. Son diferentes, tienen un poco de aquí y un poco de allá y hacen un todo que no sabes muy bien dónde encajarlo.
Por eso a este vino le cae tan bien el nombre de Mestizaje, porque es un vino hecho con unas uvas que se suponen autóctonas de ciertas zonas, cada una con su personalidad muy bien definida, pero que cuando se reúnen en esta botella hacen algo completamente diferente. Para empezar nos encontramos con la Meseguera que es una uva autóctona de la zona de Utiel – Requena a punto de desaparecer y que ha recuperado la bodega, luego está la Malvasía, un clásico de los vinos más dulces del mediterráneo y, finalmente, la Viognier, esa uva tan seria, tan francesa que da unos vinos llenos de minerales y hierbas, complejidad. Si estás empezando a cansarte de vinos aburridos, de todas esas notas tropicales, de lo empalagoso de algunas frutas blancas, este va a ser tu vino. Es muy aromático desde el principio y luego no sabrás por dónde te llega, porque es frutal y herbáceo y floral y largo. Es ese vino diferente porque nadie sabrá de dónde es y todos irán a mirar la botella.
La bodega es Mustiguillo, esa bodega que ha puesto la zona de Utiel – Requena en el mapa. Hace años ni se sabía dónde estaba. Hace años salieron varias bodegas bajo el paraguas de esta pero pocas respiran como esta. Gracias a un personaje tan fuera de serie, tan quijostesco como lo es Toni Sarrión, se han recuperado hectáreas enteras de variedades autóctonas como la Bobal en tinto o la Meseguera en blanco, planta en vaso y cuida la tierra y los viñedos de manera respetuosa. Ahora ese proyecto que con tanto empeño quiso sacar adelante ya se ha convertido en un vino de pago, algo que muy pocas bodegas pueden decir. Mustiguillo es toda una referencia.
Y para algo tan diferente que tanto te va a gustar el vino cuesta en torno a 9 euros (en Lukas – San Sebastián).
En twitter: @guiabuenamesa