A veces tengo sueños recurrentes. Freud haría estragos conmigo. Sueño con que tenga un local donde me pueda apracar durante un largo rato charlando con amigos, con un amor o de negocios pero que sea un sitio donde pueda apracar el sombrero y se esté muy tranquilo donde no haya reloj. Sueño con una tienda de vinos en elque se hable mucho de lo divino y lo humano, y que se sepa y mucho de lo que se habla.

Incluso sueño con una tienda de vinos en el que pueda elegir un vino y que me lo sirvan a mi y los míos en muy buenas condiciones. Ya se´que ya hay sitios así y son extraordinarios, pero el vino es vino, yo sueño con cosas raras. Sueño con cosas que ni siquiera tienen muchas de esas tiendas a la venta. Sueño con vinos de Jerez, con Finos en rama, con Manzanillas pasadas, con Olorosos o Creams, Amontillados y Pedro Ximenez. Y, además, de distintas marcas entre los que pueda elegir el que más me apetece, porque hablar se habla mucho del Equipo Navazos y de sus grandes vinos pero en muy pocos sitios puedo tomar una copa de esos vinos, así que sueño con un sitio donde lo pueda hacer con toda tranquilidad sin que me miren con cara rara. ¿Y probar grandes vinos de González Byass? Una Palma, Dos Palmas, Tres Palmas y que alguien te lo explique. Sueño con Madeiras, con Oportos, con Marsalas y me puedo despertar emocionado.

Y, además, sueño con que me sirven todo eso en copas de vino normales y no en esos horrorosos “cata vinos” que alguien decidió un día que eran lo mejor para estos vinos tan especiales y, de paso, especiados y que odiamos los que queremos disfrutar de estos vinos.

¿Te imaginas que exista un sitio así? Seguramente eso sólo puede ser en una ciudad grande, de esas ciudades con millones de habitantes y no en una ciudad pequeña. Algún día mi sueño se cumplirá. ¿Podría ser hoy mismo? En la Essencia está el secreto.

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