Qué bueno es volver a un lugar del que tienes un vago recuerdo y saber que todo sigue igual. Hacía años que no paseaba por O Romeral, allá en Trintxerpe, los recuerdos eran más oscuros, algún café suelto, algún aperitivo, saber que el pulpo siempre había sido bueno, el mejor (dicen incluso los mismos gallegos), así que volver era toda una aventura y, no sólo aguanta el tiempo, sino que mejora.

O Romeral se hace llamar la “Pulpería Donostiarra” y, a veces, te da miedo, porque con la cantidad de pulpo afeira que te encuentras en algunos locales ya sabes que se trata de un producto a veces congelado, siempre empaquetado y, en el mejor de los casos, son unas patas de pulpo mejores y recortados al momento para que parezcan más auténticos, pero nada de sabor. Pero César Montero sigue fiel a sus principios, los que aprendió con su abuelo en Lalín, cuando iba de fiesta en fiesta por los pueblos gallegos y su caldero de cobre. No hay pulpo que s ele iguale en los alrededores y el viaje merece la pena sólo por ese plato.

Paro hay más. Porque O Romeral también es cerdo, el lacón más habitual que sale rosadito y muy jugoso y el jamón braseado, una especialidad tan preciada que los hacen de 5 kilos para llevar. Del cerdo también te ponen la oreja, tal cual, la oreja de cerdo tal y como se conoce en un plato y como ración en barra, un espectáculo. Y la empanada, la de bacalao, que es jugosa, se deshace en la boca y llena de sabores porque el bacalao está hecho con verduras a conciencia. Me quedan por probar los callos si me admiten la próxima vez. Para el postre no se puede dejar atrás la tarta de Santiago que también se hace en casa.

El local es sencillo, sin bobadas, con el comedor perfectamente separado de la zona de barra y lo mejor es  la cocina casi  a la vista, limpia como le gustaría verla a Chicote y donde les ves trabajar como se hacía antes y como se debería seguir haciendo. Desde donde yo estaba pude ver cómo hacían la empanada para el día siguiente, desde cero, todo el trabajo que lleva y por qué sale como sale.

Además,  puedes salir comiendo por menos de 20 euros porque las raciones son como para dos personas. Fantástico.

Con el vino al menos tienen Martín Codax y alguna referencia riojana, también un discreto ribeiro artesano que te sirven en las clásicas tazas y que se puede pedir por jarras. Una jarra cuesta 3 euros y da para una comida entera de dos personas. El tinto es para atrevidos.

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