Recuerdos. Recuerdos de una tarde de verano. Recuerdos de cenas en pareja. Recuerdos de miradas, de restaurantes, de conversaciones antes que de aromas y sabores.

Y entre esos recuerdos hay una marca que destaca. Porque cuando no tenías ni edad ni parecer pedías lo que había que pedir. Te ponían un par de marcas por delante y un día pedías una y otro día pedías otra, y como salías a cenar de vez en cuando pues ibas coincidiendo con un vino y con otro.

Marqués de Cáceres era uno de los amigos que te acompañaba en cada mirada, los buenos recuerdos los rodeaban copas de este vino rosado y entonces no te dabas cuenta de lo que tenías entre manos y ahora sabes que si se vendía tanto este rosado era porque era uno de los mejores rosados que se podía tomar en una época concreta de vinos mediocres y tristes.

Este rosado de Marqués de Cáceres ya forma parte de tu vida y, además, es fantástico porque da unas notas de fruta fresca amorosa, porque es tempranillo más garnacha, como si fuera fruta sobre fruta, es complejo y divertido, es como un comic de Grumble que acaba por gustarte porque sí. Y voy a contar un secreto: sacarlo de la cubitera porque un poco más caliente el vino es un auténtico lujo, se vuelve maduro e interesante, es Grumble más mayor. Un vino que se pone entre los rosados mas grandes para el verano que llegará y en torno de los 5 eurillos.

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