No sé si se alinearon todos los astros habidos y por haber, pero aquella fue una noche en la que descburí un restaurante diferente al que había ido en otras ocasiones.
A un restaurante puedes querer ir por las vistas y este restaurante las tiene y de las mejores, desde el alto de San Martín en Orio es todo un placer, es el paisaje más reconocible de nuestras costas, las montañas que caen al mar y ese es el espectáculo que se ve desde los ventanales del restaurante. Puntuación alta.
También puedes querer ir porque por el ambiente los hay que te hacen relajarte o, al revés, prefieres que sea más bullicioso, yo prefiero lo primero y en el San Martín de Orio se ha conseguido un ambiente relajado y acogedor. Entras en la casa y se siente la tranquilidad, te predispone a tener una comida agradable en un ambiente distendido entre comensales. Es el estilo que han decidido transmitir Naroa Villagran y su marido René Campillo (ella es hija de la gran Maixa) y es casi único entre los asadores. ¿Buscas intimidad con tu pareja? Tienen un comedor discreto donde puedes hacer una declaración. Y ya no digo nada de la música que se escucha en unos servicios renovados que son de premio.
¿Y la atención en sala? Parece que no, pero cada vez lo valoramos más, buscamos un restaurante porque nos sentimos a gusto por el trato familiar y hay quien lo busca de más categoría. Pues aquí encontré lo mejor de los dos mundos. En su día Maixa, porpueso un estilo distendido, familiar y muy amable, y sigue siendo el mismo estilo porque la gente que trabaja lo hace desde hace años y cuando a ti te tratan como de la familia, tiendes a tratar a los clientes también como de la familia. Sólo con la sonrisa de bienvenida en la barra te apetece entrar.
Pero nada de eso es importante para tí porque a ti lo que te interesa es comer bien, mucha calidad y al mejor precio posible, al menos que no te sientas estafado. Comí lo que la carta dice que es cocina tradicional y es una de las mejores que he hecho en este año. La gran especialidad de la casa, vieiras con bechamel, es cocina cuidada y aunque no soy un entusiasta de la vieira creo que esta merece la visita al San Martín, es melosa, sabrosa y te llena la boca con un sabor a marisco intenso, la importancia de hacer una bechamel que no sea pesada.
Tomé un besugo en su punto preciso, ese en el que justo se separa la carne de las raspas, todo está jugoso, cuando te das cuenta de que el refrito casi sobra y das las gracias a que el del San Martín es ligero y no cansa.
La txuleta era muy especial y no podía estar mejor hecha, sabía a carne seria y de una textura muy agradable. La parrilla es una de los grandes de Orio. Tres jefes de cocina se encargan de que todo esté en su sitio: Bobby, Rosen y Aitor Ayala.
Ya he dicho que he ido algunas veces al San Martín y he pensado que en estas épocas difíciles iban a tirar la toalla y lo único con lo que me he encontrado es una familia que lucha cada día por hacerlo mejor, manteniendo una calidad excelente en el producto y, además, siendo muy sincero con el cliente, cuando hay hay y cuando no hay se dice de una manera clara. Es tentador hoy en día intentar meter gato por liebre, en el San Martín cuando el bogavante es canadiense no lo disfrazan y te lo dicen y cuando es de aquí te lo dicen y te cobran 2 euros más.
¿Entusiasta? Puede que sí, pero es que me gusta recomendar los sitios en los que lo he pasado muy bien