Estoy seguro de que Agustín Santolaya, el alma de los vinos de Roda, estaría totalmente de acuerdo con el viejo López de Heredia al que se le oye decir en un reportaje de televisión algo así como que alucina cuando lee todo lo que se escribe para describir un vino. Dice que un vino es vino y se acabó, puedes pensar que es más o menos viejo, puedes decir que está más o menos oxidado, pero si es vino, sabe a vino y se acabó.

¿Y por qué estaría de acuerdo? Pues porque Agustín sólo sabe hacer vino que sabe a vino, vinos serios, sin tapujos, sin fisuras, casi perfectos. Los lleva haciendo desde que salieron las primeras añadas y con eso, además, demuestra que esos vinos pueden durar como los más clasicos de La Rioja.

¿Y por qué estaría de acuerdo? Porque Agustín es un tipo sencillo como lo fue D. Pedro, porque respiraban el mismo aire y sentían el mismo viento porque las bodegas están pegadas la una a la otra y porque es un hombre enamorado de la tierra, de los viñedos y de la tradición, como los que sólo saben hacer buen vino.

Quien pensó que Roda hacía vinos modernos en una época en que el mercado pedía vinos de gran extracción nunca entendió lo que les quiso decir Agustín, sus vinos son serios, están para que se beban y en una clara demostración está este 2007 que acaba de salir al mercado. Las bodegas serias sacan los vinos al mercado cuando tienen que salir, cuando la bodega considera que el vino está para beber y no cuando lo pide la tesorería ni cuando lo dicen los contables. Este Roda I 2007 está para beber hoy, y como demostrará Agustín Santaolaya durante el Congreso San Sebastián Gastronomika, también lo estará dentro de 20 años porque sus vinos aguantan y evolucionan como sólo lo saben hacer los vinos más serios y elegantes.

En twitter: @guiabuenamesa