Alguna vez he hablado de Javier de las Muelas aquí. Personaje donde los haya en el mundo de la cocktelería, ha sabido colocar el cocktail a una altura de producto que en marketing se conoce como “aspiracional”, es decir, es el producto al que aspira uno para hacer que está en otro mundo, en un mundo que está a caballo entre el lujo y el misterio de la novela negra. A un precio asequible y para pasar el rato no está mal.
Javier de las Muelas se ha hecho un nombre en su local barcelonés llamado Dry Martini, un sitio que cumple todas las expectativas estéticas que se puede y debe esperar de una cocktelería al uso. Luego hubo un Dry Martini en Madrid (Hotel Fénix) con una terraza fantástica. Y ahora nos encontramos con un Dry en San Sebastián. Porque resulta que el bar del hotel Mª Cristina, el Gritti de toda la vida, ahora se llama Dry San Sebastián y recibe la asesoría de Javier de las Muelas.
Y me hago la pregunta Mourinhana: ¿Por qué? Los bares y más las cocktelerías, tienen que tener la personalidad de sus jefes de barra y el Gritti lo tenía de sobra. Un cocktail tendrá su fórmula, que no siempre es la misma, pero el sobresaliente depende de la mano de quien lo haga, un cocktail hecho con un medidor podrá ser notable, pero nunca tendrá personalidad. En el Dry Martini de Barcelona he tomado martinis que son inolvidables porque se toman ahí y en ningún otro sitio, ¿son los mejores? No lo creo.
El lugar sigue teniendo el lujo y el ambiente del hotel de 5 estrellas, lo sigo recomendando como siempre, pero presonalmente preferiré tomarme una copa de champagne que no tiene más trabajo que abrir la botella y servir.