A ver, que si hay que contarlas se cuentan, pero contarlas para nada no me parece bien.
Esto es una persona americana que hace muchos años buscaba una fruta o verdura fuera de temporada y, como ha ocurrido durante mucho tiempo, no había precisamente porque estaba fuera de temporada. Y se extrañaba porque en la tierra de la abundancia ya hacía muchos años que habían inventado aquello de que lo que si alguien busca un producto durante todo el año debe poder encontrarlo, sea por producción natural o artificial, lo importante es que haya.
En el lado contrario el querido Roberto Ruiz con su teoría de que las temporadas no son aburridas porque precisamente has esperado todo un año a que llegara un producto y ¡por fin! lo puedes consumir de nuevo en su estado óptimo.
Ya hay muchas cosas con las que vivimos de manera natural durante todo el año sin que nos preocupe mucho si son de temporada o no. Por poner un ejemplo sencillo y común: el tomate.
Sin preguntas y, encima, capaces de pensar que en algún lugar donde lo sirven durante todo el año resulta que es “el mejor tomate que no has probado otro igual.” Que así sea. Al fin y al cabo es un producto de consumo masivo y a un precio razonable si te apetece.
Pero mucho daño le estarán haciendo a algún otro producto por su precio prohibitivo si lo siguen sirviendo fuera de temporada como si fuera de temporada. Hace ya más de un mes, casi dos, un gran cocinero me sirvió unos guisantitos al grito de “los últimos de la temporada” al menos eso le habían dicho a él. Al día siguiente le tuve que llamar para decirle que, efectivamente, eran los últimos porque no me volvía a ver en su restaurante, tan malos estaban. Y dos semanas después tuve que soportar a otro amigo y gran cocinero que se empeñó en poner unos guisantitos que al ver mi cara de extrañeza comprobando que estábamos en verano me decía: “revientan en la boca”. En la boca y en la cara, es probable que reventaran, pero el sabor se había ido en el reventado. He llegado a probar experimentos en invierno y se podía hacer harina con aquellos.
Lo único que puede ocurrir si siguen con estos experimentos (o congelados) es que al final se consiga lo que quiere la mayoría, que tengan un precio razonable para todos, de acuerdo, pero entonces que nadie se queje cuando se empiece a decir “pero es que ya no saben a nada, los de antes sí que estaban buenos.”
@guiabuenamesa