Un par de adevertencias antes de seguir leyendo:
Como se ve en la foto este vino es un txakoli, de hecho es el primer txakoli que aparece en este blog que lleva más de 5 años de existencia.
Y también como se ve en la foto y en el titular es un txakoli del 2009 y no es ninguna errata, es decir, tiene 3 años de existencia y sigue siendo un txakoli.
Es la primera vez en mi vida que pruebo un txakoli con más de unos meses de vida. Y no solo me ha gustado la experiencia, me ha encantado. Dice mi querida Fabiola (la enóloga con la que catamos y que nos pone las cosas claras) que si un vino blanco se hace bien para que dure puede tener mucha vida en botella. Asi que nos encontramos con el txakoli que se ha hecho toda la vida, primero para autoconsumo de las familias perdidas en el monte, después para vender a los amigos y, en esta época de consumismo se hace para vender y para vender en el momento en que se hace (“¿te acuerdas cuando sacaban el txakoli en primavera?” me decía hace poco un vendedor, “ahora se presenta en febrero, vergonzoso” decía ) me imagino que es una vergüenza para una bodega el hecho de que le quede alguna botella de año en año, entre otras cosas porque no hay espacio en los garages para guardar el vino.
Pero tenemos la suerte de que hay un hombre que se enamora del vino, que le apetece hacer vino en su Oñati local y que lo mete en la DO Txakoli porque basa su vino en la hondarribi beltza y zuri, pero como quiere hacer algo diferente (porque le gusta el vino) decide incluir, como varietal experimental, la riesling. Y vaya con el experimento.
En su año el vino ya es más profundo, más intenso con ese toque muy floral con un ligero toque dulce, pero como, además, hemos tenido la suerte de que haya guardado unas botellas sabemos lo que puede dar de sí ese pedazo de vino, porque con el tiempo se ha convertido en un vino intenso, serio, con mucha madurez, las flores se han convertido en mieles, en ahumados, en el punto dulce que te llena la boca, un vino que merece la pena sin dudarlo. No sé si alguien de la DO sería capaz de firmar este vino como típico y local, sinceramente da igual es un gran vino que merece la pena. Por cierto que el del 2010 está tan bueno.
Eso sí le pediría al Señor Celaya, propietario de esta joya que se tome un poco más en serio el asunto de la etiqueta y la botella, es un gran vino que merece, al menos, una buena envoltura.
Por cierto, sintiéndolo mucho, es la primera vez que hablo de un vino que no sé dónde se encuentra comercialmente, ni siquiera sé si se puede comprar.
@guiabuenamesa