“No puedo escuchar tanto Wagner, me entran ganas de invadir Polonia” decía el personaje de Woody Allen en Misterioso Asesinato en Manhattan. Pasa lo mismo que con este libro, no lo puedes tener mucho entre las manos porque te entran unas ganas locas de hacer una tarta.

Larousse acaba de publicar Tartas caseras un libro de recetas que no es un libro cualquiera sino una manera práctica de presentar tartas sencillas para hacer en casa con pasos claros y definidos de tipo “1”, “2” y “3”, con el que te apetece ponerte a hacer las tartas que aparecen una a una. Empieza por el formato, original, en forma de tarta, hago la sugerencia de que si te ha salido mal la tarta puedes recortar la foto y pegarla encima, por lo menos la presentación será impecable, luego a la hora de repartirla siempre puedes decir que se te ha roto.

El comienzo del libro deja las cosas claras y distingue entre la masa para tartas dulces (con huevo) y la pasta brisé o pasta quebrada que recomienda para las tartas saladas, luego la experiencia hará que vayas haciéndolas más de un lado que de otro. ¿Y qué haces si no quieres pringarte mucho y te han regalado un maravilloso robot que te hace la primera mezcla? Pues el libro también te dice cómo lo tienes que hacer porque, si quieres que las cosas salgan perfectas, tienes que saber que hay diferencias entre hacerlo con la mano o a  máquina.

Curioso que recomiende no utilizar harinas especiales para hacer repostería y, lo mejor: “Asegúrese de usar mantequilla de la mejor calidad, rica en grasa (más del 80% de grasa), para preparar todas las masas. Recuerde que las masas para tartas y pasteles se preparaban originalmente con manteca, la cual es 100% grasa.” Pues eso, las tartas se hacen disfrutando y para disfrutar.

Los primeros recuerdos de una cocina siempre son de hacer tartas de todos los estilos, manchándote con harina y rebañando lenguas de pastelería. Hacer tartas es divertido, sólo hay que ponerse a ello.

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