Esta suele ser la época en la que empiezan a aparecer los nuevos vegetarianos. Amigos que jamás hubieras supuesto que lo serían de repente se vuelven vegetarianos por motivos variados, por adelgazar suele ser el más habitual, creen que es la mejor manera de adecentarse después de tantos años de engordar y lo atribuyen todo a la grasa animal. Están los que lo hacen por salud, han sentido un dolor muy intenso en alguna parte de su cuerpo y a ciertas edades, esos dolores no sientan nada bien así que alguien les ha dicho que eso de la carne les está comiendo por dentro. También están los que han encontrado un nuevo amor, una nueva ilusión en su vida que les ha iluminado hacia el placer de lo vegetal, el sentido de la vida, el vive y deja vivir tan habitual. Por cierto, a los que han encontrado esa nueva vida porque la carne nos hace más violentos basta una sola frase para callarles: “Hitler era vegetariano”. En cualquier caso es un auténtico horror.
Primero está la situación en la que no lo han dicho aun, en términos gastronómicos sería como si aun no hubieran salido del armario, te los encuentras en una cena de amigos y están escudriñando la carta para ver si encuentran el plato de pasta o arroz sin nada más que verduras y, por supuesto, preguntarán si la salsa lleva algún elemento carnívoro. Tomarán solamente primeros platos a menos, claro está, que su nueva religión les permita comer pescado, incluso los hay que se permiten unos huevos o la pechuga de pollo, porque hay una tendencia que piensa que lo que va sobre dos patas está bien y limita lo carnívoro a las cuatro patas. Conocí a una pareja que no podía comer nada que “hubiera tenido memoria”, así que toda carne y caza estaba prohibida, pescado según cuáles, langosta sí podían tomar así que langosta de primero y de segundo.
Luego están las miradas mientras tu te trajinas tu chuleta, está entre “pobrecito tu que te estás matando a dentelladas” y “asesino de mierda” y no sabes cuál es peor y prefieres dejar de lado lo que te estás comiendo.
Luego está el que intenta aleccionarte como si acabara de descubrir una nueva religión (normalmente coinciden con los que han encontrado una nueva pareja) y ya te puedes preparar porque se sabe todas las respuestas e incluso, con un poco de suerte, llevará una aplicación con un power point para hablar con los datos en la mano. Y, para estos, pase lo que pase, te lo creas o no, le quieras seguir o no la historia ni se te ocurra hace rla pregunta que están desenado que les hagas durante toda la noche: “Y tú ¿cómo consigues las proteinas que necesita el cuerpo?” Te has caido con todo el equipo porque no se despegará de ti en toda la noche, ha visto el resquicio por donde puede hacer un acólito.
Vegetarianos los ha habido siempre, pero como movimiento estable se ha situado entre nosotros desde mediados del XIX en una época en que no se sabía mucho sobre la alimentación, una época en que los abusos estaban a la orden del día y desd eentonces hasta hoy las cosas han cambiado y está claro que el equilibrio es la dieta más sana posible.
Menos mal que es la época de sidrerías en que la gente se reune en torno a una buena chuleta para celebrar la amistad y esas cosas que se supone que se hacen en las sidrerías, porque ¿qué quieren que les diga? no veo yo una celebración en torno a unas lechugas, una berzas y unos puerros, por muy asados que estén.
@guiabuenamesa