Tenía que ser Chivite. Tenía que ser Chivite quien se dedicara a hacer uno de los grandes rosados de España. Un poco de historia: de Chivite llega uno de los vinos históricos, el famoso Gran Feudo rosado que ha estado, está y estará en gran cantidad de mesas, refrescando, iniciando en el mundo del vino o despertando las primeras llamas de amor. Lleva más de 25 años haciéndolo y lo seguirá haciendo muchos más, seguro.
Y haciendo un clásico como el que hacen, la bodega tenía que dar un paso más y lo han dado. Desde hace ya un par de años ese paso más se llama Gran Feudo sobre lias.
Hay una tradición de grandes vinos rosados franceses que hemos conocido poco por aquí y de los que siempre hemos tenido mucha envidia. Esos vinos que se pueden guardar durante años y que dan toques diferentes de esos rosados frescos y sencillos. Ahora Chivite lo hace aquí. Han decidido buscar entre sus viñedos lo mejor de las tres mejores variedades para el gran vino rosado, tempranillo, garnacha y merlot, como si se eligieran tres grandes piedras para hacer la mejor de las joyas, y ha salido una verdadera joya.
¿Pero en qué cambia realmente este vino con respecto a otros vinos rosados? Que donde otros hacen un vino fresco para su consumo inmediato este vino descansa con sus lias durante, al menos, 4 meses. Eso hace un vino que a la vez es divertido, porque es rosado, y serio por el trabajo con lías. Es el amigo perfecto, la novia o el novio perfectos, divertidos cuando quieres que lo sean y serios cuando quieres que lo sean, fruta fresca, fresas, arándanos y frambuesas y, al mismo tiempo, profundidad y elegancia. Todo en un solo vino.
Y al final incluso lealtad, eso que se exige a un buen amigo, porque este vino declara que dura, al menos, hasta el 2015, y yo creo que más. Por cierto, en torno a 5 euros la botella. Y hay bares como el Hidalgo 56 de San Sebastián, para aplaudir, en los que lo sirven por copas.
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