Si te encuentras con un personaje como Abel Mendoza es probable que el vino acabe por formar parte de tu vida. No hay manera de que te puedas quitar de encima el virus que te entra al conocer a una de las personas más identificadas con el vino en La Rioja, un vino auténtico, el vino de verdad antes de que surgieran todos los jóvenes que pretenden ser lo más en esto del vino de antes.
Abel era y es un viticultor de los que entendía y entiende de las cepas en vaso, cepas antiguas y en tierras (San Vicente de la Sonsierra) que no paran de subir y bajar, de enredarse entre el río, de conocer subsuelos que cambian a cada paso, es de los que tienen que conocer cada viña para saber cuándo recoger la uva para que dé su mejor cara, y cuando llega ese momento es de los que saben acercar a la familia para hacer la vendimia porque es de los que todavía creen que las labores de la tierra las entienden mejor aquellos que han vivido cerca de ella.
Y luego es de los que han creido tanto en la tradición que hace la fermentación en el lagar, en depósitos de hormigón, de hecho la primera vez que lo ví fue con él y que ahora hacen los jóvenes porque es lo más de lo más.
Dicho esto, Abel hace de los vinos más grandes de la Rioja y en blancos alcanza un nivel fuera de lo normal sobre todo porque se encontró con cepas a las que nadie hacía caso y que él sabía que daban vinos grandes. Es el caso de este Torrontés en barrica que es un vino único, sugerente, elegante, envolvente, de esos que transforman tu manera de entender el vino porque te llega un momento en que piensas que no hay otro vino más que este. Y porque te sientes exclusivo sin llegar a 14 euros (Lukas San Sebastián).
En twitter: @guiabuenamesa