“VIOLETAS” dijo M. “Violetas” respondí yo.
Porque recién abierta la botella llega un fresco aroma de violetas. Y el primer paso por boca es muy parecido a esos pequeños caramelos con forma de flor y de color violeta. Pero toda esa frescura que parece la misma primavera se transforma en una melosa compota de frutos rojos con un paso muy suave, tan suave que apetece beber un poco más.
Y recuerdas que la botella decía “GARNACHA” y lo vuelves a coger por si te equivocaste al abrirlo. Dice claramente garnacha y se comporta como si fuese un vino joven pero tiene barrica.
Son un montón de sensaciones con este vino del Campo de Borja donde la garnacha crece a sus anchas, con razón la llaman la tierra de la garnacha, pero seguro que pruebas dos vinos diferentes y no sabes con qué te han dado porque las garnachas cambian según quién las cuida, las recoge e incluso quien las mira.
Tul es un vino muy curioso hecho por un enamorado del vino metido en negocios paralelos (tienda, distribución, bar) pero sin bodega. Jesús España. A veces son los que mejor entienden lo que gusta al consumidor y son los que mejores vinos pueden hacer. Encontró las viñas centenarias que merecieran la pena, esa tierra de piedras que le da tensión a cada fruto y ha hecho un vino que merece la pena probarse porque, además, su precio no es descarado ya que son 6 euros en Lukas.
Recomendable con los ojos cerrados. Por cierto, Jesús España es el mayor aficionado a la Real por aquellas tierras.
Blog escrito escuchando: Luis Mariano – La violetera