Y ahora viene la segunda mucho más interesante:

Premio a mi para leer tráigame la carta de vinos al Astelehena 97. En realidad este premio quiere ser un homenaje a los pequeños restaurantes sin grandes pretensiones, incluso con menús del día que hacen un esfuerzo enorme por tener una carta de vinos decente. Se nota que les gusta el vino y le tienen cierto respeto. Lo que está claro es que les cuesta más de lo que ganan por eso siempre es de agradecer que lo mantengan.

 
 Premio Procul Harum A Whiter Shade of Pale al mejor vino blanco: Pedralonga, porque nadie podía imaginarse que desde Galicia pudiera llegar un vino con tantos matices y, sobre todo, que respetando las levaduras naturales el vino fuera tan diferente de lo que nos llega normalmente desde esas latitudes. La biodinámica empieza a tener sentido, a veces.

 Premio Neil Diamond (no me quites esa canción UB40) Red, Red Wine al mejor tinto. Voy a ser tajante porque nos dejó a todos descolocados: Evento 04. En el momento que habíamos catado 18 tintos fuera de serie llegó este Evento y aún pudimos diferenciarlo del resto. Perfecto.

 Premio no sé de qué va esto: East India de Lustau. Llegó a última hora pero ha sido tan sorprendente que no me lo puedo (de) creer. Oloroso más Pedro Ximenez en la misma botella es una mezcla casi perfecta, indescriptible si no se ha probado y, lo más alucinante, es que cae bien a todo el mundo. Muy recomendable.

Premio especial estate quieto, a todo lo que se mueve y que sorprende porque no para. La cosa estaba muy reñida, lo obvio era el BCC (Basque Culinary Center – pronúnciese como a cada uno le apetezca) pero como no lo iban a agradecer se lo doy a mi amigo Rubén Trincado, además de que cada vez que uno sube al Mirador hay algún plato “en construcción”, se ha bajado a tiempo de un tren en marcha sin rumbo, da clases a jóvenes estudiantes, ha puesto en marcha una Asociación de jóvenes cocineros, ha conseguido su segundo sol en la Guía Repsol, sigue cazando, juega a padel, futbito y lo que le echen y, encima, ha tenido un hijo.

 Y uno malo: Premio Vaya desilusión Mariano (el de Forges, no el amigo): había dos claros favoritos, uno por el vino que le pusieron a un famoso actor en un famoso restaurante y que decía que estaba buenísimo, en su día el vino ya parecía raro, lo he probado de nuevo y no hay nada que hacer, pero el premio finalmente va a Bad Boy, el vino del garagista Thunevin, asesorado por Rolland y alabado por Parker que no da más de sí que un vino moderno de Rioja. Después de tanto que se habla de él, sin emoción.

 Y el Premio al Mejor Vino del Año: uno que podríamos llamar del viejo mundo, este premio iría a nombres antiguos haciendo las cosas como siempre han sabido hacer o a gente joven haciendo las cosas de manera tradicional, con sabores antiguos aunque esté hecho hoy en día,  ese va para A Strange Arrangement de Mayer Hawthorn, sobre todo porque me encanta cómo le da protagonismo al saxo barítono. Y el mejor vino del año del nuevo mundo, moderno y actual es para Speech Tragedy de Speech Debelle, aunque sea hip hop es moderno, los arreglos van desde el jazz más puro hasta el reggae y sorprende mucho muchísimo, realmente emociona.

Y a todos, absolutamente a todos:

Que el 2010 sea lo más feliz posible.

Salud.