A los grandes cocineros se les reconoce por una serie de platos que han creado o que han sabido perfeccionar hasta el punto de que se han convertido en emblemáticos. Hay cocineros que, partiendo de un gran plato, han sabido seguir desarrollando una carrera y han llegado hasta lo más alto, en esa carrera han popularizado el plato, han dejado de hacerlo e, incluso, los hay quienes hacen un menú de “grandes éxitos”, los grandes platos que se han desarrollado durante años y que la gente sigue pidiendo.

¿Recordamos tres básicos? Pastel de krabarroca, lubina a la pimienta verde, milhojas de anguila ahumada… Por supuesto que hay más detrás, pero como a todos los creadores, hay un plato en concreto que les encumbra.

Me gustaría decir lo mismo del pato “lacado” de Rubén Trincado en el Mirador de Ulía. Como todos los creadores tuvo una fuente de inspiración, evidentemente los patos lacados de los chinos. Eligió el que más le gustaba, hizo lo imposible porque le dejaran entrar en la cocina para aprender cómo lo hacían, cuenta la leyenda que trabajó junto a ellos para aprender y, con la lección aprendida hizo su versión mejorada para el gusto local, el pato local y la cocina local.

Es un plato que se ha convertido en tan popular que ni él mismo le hace mucho caso, pero es brillante. Nunca sale seco, y la piel está tostada/lacada como debe estar en un pato chino, pero ha evitado los sabores dulzones que enmascaran a la mayoría de los platos y le da un toque justo. Mira cómo disfrutan incluso los originales, esta es una foto de un grupo de chinos poniéndose tibios de pato en el mismo Mirador de Ulía.

Blog escrito escuchando: Army Navy – Army Navy