El fin de semana nos dimos un pequeño atracón de un parmesano que decía “envejecido tres años”, un Saint Marcellin, un gorgonzola y un stilton. Todos comprados en San Sebastián. (Todavía recuerdo el viejo stilton que se quedaron los de la aduana de Sondika porque olía muy fuerte y no se podía pasar con aquello).
No ha sido fácil encontrar quesos raros en la ciudad, durante años incluso encontrar una torta del Casar se hacía imposible (en Madrid se “despachaba” en una pequeña tienda de alimentación especializada en productos extremeños hasta que se empezó a comercializar a lo grande). Y es raro porque tenemos la clara influencia francesa y sé de quien se escapa a Biarritz con regularidad para comprar quesos de todo tipo. Pero el problema de los franceses es que tienen ese punto que todos conocemos y que les hace pensar que sólo sus quesos son buenos, también es verdad que con todos los que tienen les basta y les sobra.
Afortunadamente para nosotros a Imanol Jaca de Don Serapio le gusta el queso y se nota. Hay muchos sitios que dicen que tienen quesos variados, “¿qué manchego quiere?, lo tengo fresco, curado y semicurado e Idiazabal tengo de dos pastores ahumado y sin ahumar” y en eso consiste la variación, bueno sí, tienen emmental, gruyere y si acaso un parmesano sosillo pero parmesano al fin y al cabo, con eso piensan que han cumplido con el expediente. Ya sé que uno de los problemas es que el queso en tres meses se te ha ido al carajo y si no se mueve te lo comes. Estoy seguro en Don Serapio habrán hecho muchas meriendas a base de queso porque no ha habido forma de sacarlo, pero si te gusta el queso y eres un comerciante al final sigues intentándolo hasta que te haces un hueco en el mercado y triunfas.
Se pueden encontrar grandes quesos por raciones asequibles, se pueden encontrar cajas de Saint Felicien y pequeñas raciones de Saint Marcellin (se hace necesaria una cata de quesos cremosos), ese parmegianno enorme envejecido tres años, maravilloso, ese gorgonzola fresco que se se deshace y otros quesos que ojalá la gente sepa apreciar para que los siga trayendo.
Evidentemente también tiene los clásicos, los que te encuentras en cualquier sitio para que el cuñado esté feliz con su manchego o su Roncal.
Del vino para esos quesos hablaremos otro día.
Don Serapio está en San Sebastián en Sancho el Sabio 22.
Blog escrito escuchando: Randy Newman – BSO de James y el Melcotón gigante