Conocemos a la bodega Verum gracias a unos aguardientes extraordinarios, el monovarietal de gewuztraminer es un ejemplo de cómo debe ser un final de comida: entretenido, suave, elegante, una descripción que se parece más a otra cosa, pero es que los aguardientes de la casa tienen ese estilo que los hace únicos.
Hechos desde la Mancha, Tomelloso, donde la familia López Montero demuestra un amor por la tierra y los viñedos que va más allá del clásico mercantilismo, ganar por ganar no es su estilo, los aguardientes están hechos con la uva entera cuando otros los hacen con las “sobras” y como hectáreas no les faltan (250) tiene plantados viñedos para otros vinos como el espumoso Gran Cueva y los dos vinos tranquilos que ahora sacan al mercado.
Del blanco hablé en su día, bien. Cuando me enfrenté a este tinto esperaba más de lo mismo, un vino correcto sin más, con ese precio. Es el problema de los prejuicios. Verum 2007 es un tinto de tres variedades nobles, merlot, cabernet y tempranillo, variedades muy bien asentadas en La Mancha y que han conseguido un carácter propio. Cuando lo sirves parece que va a ser un vino potente porque el color es oscuro e intenso, pero es muy limpio, no es la clásica tinta china. En nariz el comportamiento es muy noble y sincero, porque hay mucha fruta que va desde rojos hasta negros más intensos. Y en boca es donde se produce la mayor sorpresa, de entrada hay un golpe de fruta roja muy fresca, un toque de fresa, enseguida se produce un juego que va desde bosques (hongos y minerales) hasta flores y especias. Pero lo que te queda del vino es un recuerdo equilibrado que le dan ese año en barrica y el año embotellado en bodega. Es un vino muy largo y elegante. En torno a los 8 euros (Lukas). Merece mucho la pena porque es un vino que debería convertirse en un clásico, porque es un vino fácil pero elegante como pocos. Un vino que hay que poner en la mesa dejando claro lo que cuesta cuando cinco minutos después de tomarlo sigue jugando.
Blog escrito escuchando: Nizlopi – Half of These Songs…