¿Me pides que te recomiende un restaurante? y me sale la vena de marketing: Depende. Primero el objetivo: ¿Para qué y para quién? En segundo lugar el producto: ¿Qué os gusta comer? Después la logística: ¿En coche, andando, céntrico, para cuántos? Después el precio. Se complica la vida. Por eso está bien que la gente abra este estilo de locales con los que sabes que vas a acertar casi siempre.

El antiguo Manolo, la marisquería de la Parte Vieja donostiarra en la esquina privilegiada frente a Santa María, ya tiene quien le quiera. Ahora se llama Atari y lo que se ha montado es un lujo para la ciudad en época de crisis.

Digamos que el local está muy bien (salvo por esa condenada entrada que parece diseñada por un arquitecto y que hace difícil el acceso al restaurante cuando el bar está lleno), muy bien decorado con el detalle de ese antiguo cuadro que presidía el Manolo y especialmente bien iluminado.

La carta es sencilla en sus pretensiones, desde alubias de Tolosa (11€), hasta una chuleta de vaca (30€/kilo), pasando por Huevos fritos con panceta (7€) y por si te da la vena tienes spaghettis (10€) o te da el punto vegetariano una ensalada de verduras a la parrilla (10€).
Lo mejor de la carta es que no está dividida en primeros, segundos y postres. Está hecha de tal manera que te das cuenta que puedes pedir un solo plato y no pasa nada. Y si quieres producto de altura tienes ostras (3,50€/pieza) o cigalas vivas (19,50€).

Los vinos están muy claros: los hay por copas (hasta una auténtica copa de ¡champagne!) y la carta está muy bien hecha, completita y variada para ser lo que es y estar donde está y con precios para todas las edades. Incluye 12 champagnes diferentes y sigo diciendo que está en la Parte Vieja de San Sebastián.

Y te cuentan los planes: comedor arriba en el primer piso, comedor pequeño abajo y ojalá les permitan una terraza privilegiada en verano, protegida y desde donde puedes estar viendo Santa María mientras te tomas una copa, por cierto, el gin tonic incluye bayas de enebro.

Un servicio eficaz y cercano permite decir que es una taberna con las ideas muy claras. Te apetece tomar un plato y salir, lo haces, te apetece una cena completa, la haces, ¿una tortilla de patatas sentado tranquilamente? lo mismo. Si tuviera que buscar un sinónimo de “honestidad” diría que es Atari, es la palabra que mejor lo define. No vas buscando la excelencia en la cocina, vas buscando algo práctico, que te encaja con un estado de ánimo, un local bonito y ya está. Es lo que tiene la honestidad, que no tienes por qué exigirle más de lo que te ofrece.

Blog escrito escuchando: Botanica