Seamos realistas, para montar un buen lugar de encuentro, es decir, para montar un bar en condiciones no hace falta ser el mejor, ni el más guapo/a, ni tener grandes ideas, ni tener la mejor cocina o la mejor barra de pinchos, eso les hará falta a otros, pero no al común de los mortales que somos todos los demás.
Así que surge este Solana 4, en la misma calle que recorre el Tinglado, y es un bar de vinos al que no le hace falta hacer más ruido que lo que es. Es decir un bar en el que se sirven vinos con cariño en copas decentes y que para comer tienes lo mejor de cada casa y sin tapujos. Te sientas y tienes las mejores anchoas, el mejor bonito, el mejor jamón y embutidos o los mejores quesos. Sencillo, sin molestar a los vecinos con salidas de humos raras, lo dicho, ni siquiera hace falta cocina para que la gente salga satisfecha de tu casa. Y, además, la parte práctica, lo tienes todo a la venta para llevar a precios razonables como una tienda cómoda fuera de horas.
Y los vinos son un tema aparte. Los lleva un distribuidor (Dani Corman) que se precoupará muy mucho de mantener lo que funciona, de cambiar, al menos, cada mes la pizarra y sacar novedades interesantes como para que merezca la pena volver al local con regularidad.
Lo dicho, las mejores ideas son las más sencillas. ¿He dicho que en el futuro tendrán una terraza interior? Espero que me lleven los amigos tolosarras.
Blog escrito escuchando: Stanley Clarke – 23 de julio en San Sebastian