¿Me lo como o no? Porque ya se sabe que el mejor tomate es el que pasa menos tiempo entre la planta y el consumo. Por supuesto es siempre mejor cuanto más aire libre haya tenido, pero lo más de lo más es que su punto de maduración esté muy cerca del consumidor, si se pudiera sacar de la planta en su punto justo de madurez y llevarlo a la boca será diempre mejor que si tiene que madurar en una cámara.
Con el verano que nos ha tocado ha habido muy poco tomate del que estamos acostumbrados a tomar por estas fechas, ya se sabe, poco sol poco calor, poca historia o, lo que es lo mismo, menos tomate del serio, de ese que te dicen que es “de Igeldo”. Y sin embargo las caseras estaban hasta arriba de tomates y nunca han faltado. “Son de aquí” o “son de mi caserío” es el argumento de venta habitual. Vale, estando de acuerdo con eso, ¿cuántos de esos tomates no han visto más luz que el de los plásticos que tienen encima?
Y en eso consiste el dilema ¿me lo como o no me lo como? ¿Me conformo con un tomate que sé que es de caserío pero madurado bajo el plástico o es mejor no tomarlo ya que no es un tomate al aire libre y para eso me tomo uno que venga del sur más barato? ¿Nos tomamos un tomate madurado cerca de nosotros aunque sepamos con toda certeza que ha madurado bajo plásticos y aceptamos el juego o es mejor un tomate más barato aunque tenga un poco menos de sabor que ya le pondré un buen aceite y una buena sal para levantarlo?
Lo mejor es fiarte de un restaurante que sólo lo sirve cuando se lo ha bajado la casera de Igeldo, si no, ni se molestan en tener tomate para la ensalada. Afortunadamente Rekondo lo ha tenido estos días, el sabor es brillante y único, pero lo malo es que no se sabe hasta cuándo.
Por cierto hoy se celebra la tomatina y yo sigo pensando que con la comida no se juega…
Blog escrito esuchando: Louis Armstrong – What a Wonderful World (George David Weiss, su compositor, ha muerto hoy con 89 años)