Los gurús de la cosa y Joost Van Nispen, el que habló ayer de la cosa es uno de ellos, habló, dijo y le dio vueltas a las cosas para decir que el marketing en internet es una materia que hay que saber dominar para sacarle todo el provecho del mundo para conseguir los objetivos por todos queridos: que te quieran, que hablen bien de ti y que te compren con regularidad, lo que antes llamábamos “los apóstoles” (y el apostol era un fan de Cristo, vaya¡qué casualidad! los mismos conceptos, otros nombres, 20 años después).
A lo que iba. ¿En general les gusta escuchar a los restaurantes? La pregunta clásica de “¿qué tal estaba todo?” ya demuestra, a las claras, que no quieren oir nada más que una cosa: BIEN. Es decir a los restaurantes no les gusta escuchar, no les ha gustado nunca. Yo lo he intentado un par de veces y ya ni me preocupo, salvo un par de amigos que me lo preguntan sinceramente, todo lo demás es un “bien, gracias.” En general, son de la opinión de que eres un indocumentado advenedizo y de que tu opinión no es autorizada. Puede que hagan caso a algún crítico de relumbrón, pero al común de los mortales que son sus clientes no, no interesa.
Así que si no les gustaba escuchar antes, ahora, que podrían tener una línea directa con el cliente,”un tête a tête”, tampoco. Salvo honrosas excepciones. Los restaurantes ingleses tienen al cliente como primer mandamiento. Puedes hacer reservas por internet casi al momento, en el mismo instante sabes si tienes mesa o no. Bien. Pero es que su sistema de reservas te pide un comentario al día siguiente de la cena sobre cualquier detalle, la mesa, el servicio, el vino, la comida, el ambiente, lo que sea. Hay restaurantes que, además, te escriben hasta dos días después de tu visita por si tienes algún comentario que añadir. Digamos que la cosa de las reservas aquí son otro mundo, correos directos a los que hay que responder hasta dos días después o por teléfono en un horario restringido. Y lo de los comentarios lo obviamos, salvo dos casos concretos que dan la opción de h acer el comentario si quieres por internet, los demás ni te quieren oir. Ya Facebook y tweeter ¿para qué vamos a hablar? Salvo un caso muy activo gracias a su equipo, el resto se mantienen en un discreto “estoy aquí pero porque hay que estar, para ver cuántos amigüitos tengo”. Ya si hablamos sobre los motores de búsqueda tipo tweethawk o socialmention para saber lo que se dice de ellos o sus semejantes en la red eso suena a Minority Report.
De todas maneras no es sólo una cosa local, porque El Bulli para qué hablar y NOMA, considerado el mejor restaurante del mundo, es un auténtico caos, no quiere escuchar y llega al punto de que te pide que ni les llames por teléfono que su sistema ha petado y para las reservas, “ya hablaremos en un par de meses que estamos a tope.”
El camino que queda es largo, muy largo, el problema es que el tiempo es corto.
Blog escrito escuchando: Marc Almond – Grandes Exitos