El medio escándalo ha saltado porque le han concedido una segunda estrella a un restaurante que se podría llamar poco común. Es un restaurante asociado a una importante tienda de alimentación, con sus verduras, su pescado, sus carnes, su comida preparada y un largo etcétera de delicatessen a la americana, es decir de una dimensión interesante, incluso tiene comida para llevar y un servicio de catering. La tienda se llama Brooklyn Fare Market. En un momento de expansión, la tienda decidió montar un restaurante y lo llamaron, como no podía ser de otra manera, Brooklyn Fare Restaurant.
Cogieron como chef al mejicano César Ramirez, conocido en la ciudad porque trabajaba como jefe de cocina de David Bouley (estará en San Sebastián en noviembre y que conserva la estrella Michelín en su restaurante neyorkino). César Ramirez no se considera un cocinero, él se identifica más con la palabra artesano. Cocina de mercado, todo muy sencillo y muy limpio, ni media espuma, ni media concesión a la galería, una pura mezcla de ingredientes para un plato, incluso entre las recetas recomendadas hay un pollo asado, sin más.
De por sí ya es raro que un restaurante así tenga dos estrellas Michelín, pero la rareza no reside en la sencillez, es que el restaurante, que en realidad funciona como escuela de cocina, sólo tiene capacidad para 14 personas y las 14 están sentadas en torno a una mesa como se puede ver en la foto, es decir el servicio, como se entiende en la Michelín, es inexistente. Y más, el restaurante NO tiene licencia de alcohol por lo que sólo sirven cervezas, para las bebidas el sistema del restaurante es el conocido como BYOB (Bring your own bottle) o sea, te traes tu botella.
Mira tu por dónde, tanta historia, tanta decoración, tanta cocina, tantos montajes, tanto summiller, tanta inversión en vino para que te den una segunda estrella y resulta que los criterios son muy diferentes. Preguntados los de la guía por el motivo se limitan a decir: “Se están haciendo cosas muy interesantes en ese sitio.” Y en el Frontón de Tolosa también y si es por eso en el Ibai también. En fin… y pensar a quiénes les quitaron una estrella el año pasado.
Por cierto en lo que respecta a los que nos visitarán en noviembre: Daniel Boulud conserva sus tres estrellas, David Chang en Momofuku sigue con sus dos estrellas, Dufresene (WD – 50) y Bouley conservan la suya y el gran hostelero Drew Nieporent consigue una segunda estrella para su restaurante Corton.