El Financial Times adora San Sebastián
Acaba de hacer un artículo sobre la cocina donostiarra, con dos o tres pinceladas que quiero comentar:
En primer lugar que la revolución gastronómica que se ha extendido por todo el pais (extendiéndose luego por Europa), empezó gracias a dos nombres claves de la cocina donostiarra: Juan Mari Arzak y Pedro Subijana y por la manera en que ambos supieron absorber e interpretar una presentación que hicieron Paul Bocuse y Raymond Oliver en Madrid en 1979. En su entusiasmo llega a decir que Arzak ha sido tan importante que, incluso hoy, se ve su influencia en la cocinade Heston Blumenthal en el Fat Duck
Pero también reconoce que si consiguieron calar con su nueva cocina fue porque estaban en la ciudad adecuada: “La revoluciones necesitan sus líderes, pero estos dos chefs no hubieran conseguido nada de no haber predicado a un público entusiasta.” ¿En qué se basa para decirlo? Una frase clave: “en San Sebastián, a sus habitantes, les encanta comer y beber más que en ningún otro sitio. Y eso se hace especialmente evidente en los bares de tapas que se disrtibuyen por la ciudad y en la manera en que este estilo de comida consigue satisfacer todos los sentidos.”
Tras esa afirmación pasa a explicar de una manera pecisa sus dos mañanas en el Ibai de la calle Getaria, esos dos días en que no pudo conseguir mesa para comer (¿se pensará que por ser crítico de uno de los periódicos más influyentes del mundo va a poder conseguir una mesa en el Ibai?) pero se comió sus correspondientes pintxos y explica con todo detalle uno concreto de anchoa, huevo y mayonesa diciendo: “el segundo me llevó a comerme los seis.”
No es un secreto que e Ibai es un gran restaurante, pero lo que no sabe mucha gente es que los pintxos de media mañana son uno de los grandes lujos donostiarras. Van subiendo recién hechos todos, incluidos los de ensaladilla rusa, de seis en seis y cuando se acaban, se acaban hasta el día siguiente. Y si sobra no se guarda en la cámara.
Además, habla de dos restaurantes, Arzak y Elkano, a los dos les dedica las alabanzas que se merecen.
Hace 5 años Nick Lander ya escribió maravillas sobre San Sebastián en dos artículos . En aquella ocasión lo hizo sobre Martín Berasategui y, de nuevo, Arzak. En aquel me tocó el honor de haber influido en su viaje diciéndoles, en el restaurante de Lasarte, que se acercaran a Rekondo, debí de poner una cara muy convincente porque lo hicieron y se encontraron con uno de los mayores tesoros que ambos recuerdan y es esa bodega fantástica e irrepetible.
El hechizo y el enamoramiento aún se mantiene.