Vino de la semana – Fincas de Unzu Rosado
Julián Chivite es un tipo que debió jugar entre los viñedos de su Cintruénigo infantil. Hijo de su padre, D. Julián, que “inventó” el rosado navarro con el nombre de Gran Feudo. Bueno, es probable que no lo inventara, pero nos lo puso en las mesas e hizo que dejáramos de pedir claretes y que el rosado pasara a ser fashion.
Julián hijo debió aprender todo lo que tenía que aprender jugando en la bodega porque desde que se ha puesto a hacer un proyecto en solitario lo ha hecho todo en su justa medida, ha hecho las cosas como las vio en casa, las que le enseñó su padre. Vale, es probable que en aquel entonces no hicieran los vinos tan complejos y tan completos, pero al menos él ya sabía que los vinos rosados bien hechos se hacían desde el viñedo, se hacían con tiempo y con saber hacer.
Así qsa ue Julián se pone a hacer vinos y lo primero que hace es un vino que tiene metido en la cabeza desde hace tiempo, un vino rosado, y eso es fácil, pero este es un vino rosado complejo y en él pone toda su personalidad. Lo primero que hace es elegir viñedos apropiados, garnachas y merlot, lo segundo que hace es pensar que todo ese mosto estaría mejor acompañado de sus lías así que las deja más de mes y medio y, por último, deja que el vino descanse y lo saca al mercado más tarde, porque sabe que el vino se disfruta más así.
Y te encuentras con algo totalmente diferente, un color rosado intenso, unos aromas a grosellas y frambuesas muy frescas, todo eso es muy normal en un rosado, pero es que hay algo más, es la complejidad en boca, es toda esa vuelta que da, son esos toques anisados, es ese punto goloso, esa mirada a tu chica, esa sonrisa, el recuerdo de esos primeros exámenes aprobados juntos, el recuerdo, porque hoy todo es más profundo, hoy todo es un rosado más maduro.
Y me gusta este rosado recordando que, de joven, un día disfruté de otro rosado y hoy este me llena mucho más.
Blog escrito escuchando: Mecano – Bailando salsa