Pero llegado al caso del champagne sólo había una marca, LA marca. Y al ver mi cara de desilusión cuando la camarera pronunció lo impronunciable, ella, muy maja y con años de experiencia, no se le ocurrió más que decir con la mejor de sus sonrisas: “El mejor champagne.”
Así que he llegado a la conclusión de que dejo de luchar y de quejarme, ya he perdido toda esperanza, cuando hasta en el Ibai no cambian de marca porque es la que más pide la gente, cuando en Lukas José Manuel dice que hay gente que prueba otros champagnes, les gusta, pero se vuelven a llevar el de siempre, entonces ya he llegado a la conclusión de que en casa a lo mío y en la calle a disfrutar con lo que todos disfrutan.
Cada vez me entusiasma más Roberto Ruiz que se atreve con todo.
Blog escrito esuchando: A Bluegras Tribute to Classic Rock