Carlos Esteva está enamorado del vino desde muy joven, decidió quedarse con la finca familiar e hizo de esa propiedad un proyecto personal. Pero su secreto es que cuando se dormía soñaba con Francia, no se lo digáis a nadie, los blancos de Borgoña son pasión y, conociendo esa obsesión, no puede extrañar que este cava huela a Francia y sepa a Reims.
A Carlos Esteva se le debe querer por dejarnos estas joyas. Aquí hay un cava que no debería tener ese nombre, debería ser un transformista, es un vino disfrazado, habla con un acento francés tan descarado que Agustina de Aragón saltaría de la tumba para defender sus terrenos.
Veamos lo que tenemos entre manos. Tienes una cena, incluso una cena importante, y quieres impresionar, sobre todo a aquel que habla tanto del champagne francés y del M… que tanto le gusta y que “eso es champagne francés”, sabes que es un imbécil, pues le llevas este vino que te ha costado en torno a 12 euros, al principio no le enseñas la etiqueta porque no te atreves, pero vete a por todas, que lo beberá y te alabará. Es que no hay otra manera de hablar de este cava más que en francés. Y luego dirán que es una bebida diferente.
Blog escrito escuchando: Frank Sinatra – Fly Me To The Moon