¿Saldrán mejores cocineros? No lo sé, pero como lo del 2016, estoy seguro de que saldrán mejores personas. Porque lo que sí hará esta institución académica es hacerles pensar lo que antes ni se imaginaban, eso lo explica muy bien uno de sus impulsores, Andoni Luis cuando siempre dice aquello de que “hará que se pregunten las cosas”, “hará que los cocineros sientan curiosidad” y eso siempre es bueno. Otra cosa es que quieran meterse en tanto lio para saber porqué se corta un pimiento en juliana o porqué en brunoise antes de hacer un plato. Hasta ahora se hacía y ya está, ahora van a saber porqué se hace y también estará.
¿Sólo saldrán de aquí los cocineros mejores? Puede que no, lo mismo que no todos los mejores artistas salen de haber estudiado Bellas Artes, pero por lo menos tendrán una mejor formación (o al menos se supone) y saldrán más preparados para la vida moderna que va a ser mucha y complicada. Seguirá habiendo quien acabe por montar un bar de barrio después de haber pasado por aquí, pero seguramente también habrá quien monte un gran imperio gracias a las enseñanzas del centro.
Pero hay una cosa que no se debe olvidar: Aizega tiene un reto muy serio. El problema de la mayoría de estos lugares es que acaban estando a la altura de sus propios alumnos, dejándose arrastrar por la desidia y la idea de “total para qué”. Ver que algunos de los alumnos acaban en una pizzería franquiciada no debe ser muy alentador, pero saber que acaba dignamente en la profesión debe ser el objetivo real, y también se puede ser muy digno en una pizzería.
Yo siempre he dicho que prácticamente todas (creo que menos dos) las entrevistas que he hecho a los grandes cocineros, y llevo más de cinco años haciendo esas entrevistas, han empezado con una variación más o menos elegante de la frase: “como veía que no servía para los libros, me metí en la cocina.” Así que dios les coja a todos confesados poniendo en marcha un proyecto tan ambicioso y que sea para bien.
Aunque no sé yo, un edificio dedicado a la excelencia en la cocina que empieza siendo unos platos mal apilados y en desorden me da muy mala espina, claro que ese el concepto que tienen unos jóvenes arquitectos de la cocina.