Dices Sauvignion Blanc en España y enseguida tienes recuerdos de flores silvestres, campo asilvestrado pero todo muy empalagoso, es casi dulzón y en cuanto te tomas dos copas te sientes raro, como si te invadiera un ejército tropical y estás dispuesto a escuchar un discurso de Fidel sin anestesia.

Lo curioso es que no sabes por dónde te han dado, pero el caso es que oyes hablar de la misma uva en Francia y te salen unas sutilezas que ni te las imaginas, tratada en terrenos en los que la viña tiene que esforzarse mucho para parecer alguien decente y luego asentado el mosto en unas barricas nuevas que le hacen el paseíllo y el honor de querer y adorar a ese mosto para hacer de él un vino extraordinario, tienes cosas que en nada se parecen.

Por eso encontrarte con este Impromptu hecho en las bodegas Hispano Suizas en Utiel Requena por un enólogo joven con ganas de sorprender te lleva a pensar que aún hay esperanzas. Este vino cumple con toda la expectativa que Pablo Ossorio ha puesto en él porque, en primer lugar, sorprende. Si hay algo de fruta se ha hecho compota, melocotón, membrillo, mucho sabor y todo muy divertido. ¿Hay madera? Se supone,  pero ni rastro de ella porque cada cual ha hecho su trabajo y todo queda en un vino elegante y completo. Y es 2009, más joven no me atrevería ni hablarle a este vino.

Voy a ser sincero, la primera vez que probé el vino me pareció raro, casi artificial. Menos mal que gente con criterio dijo que era bueno, muy bueno. Así que gracias a Goñi Ardoteka el vino se puede encontrar con todo su esplendor y por menos de 15 euros.

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