Esta semana ha venido un cliente al despacho tras sus vacaciones. Esta persona, tenía como objetivo en sus días libres descansar y disfrutar de las vacaciones, sobre todo por la necesidad de cargar las pilas que tenía, de coger la energía para afrontar el año, ya que por su trabajo, soporta mucho desgaste a lo largo de los meses de trabajo.
Me cuenta, que al día siguiente de llegar a su destino, sin apenas haber podido desayunar, sufre un pequeño accidente, que le obliga a tener que estar todas las vacaciones inmovilizado, sin poder hacer casi nada de lo que tenía planeado para esos días. Por supuesto, ha podido descansar, pero cualquiera que haya tenido una lesión sabrá que cuando a alguien le duele algo, hasta dormir tranquilamente puede suponer una dificultad. Sin embargo, y a pesar de este panorama, de lo que para muchos de nosotros hubiera supuesto una auténtica “desgracia”, él supo darle la vuelta a la tortilla, disfrutando de la compañía en la que estaba, y descansando todo lo posible, logrando como resultado el mismo que se había planteado como objetivo inicial de las vacaciones. A pesar de que le animaron a volver a casa para encontrarse más cómodo, decidió permanecer donde estaba, pensando que estos días le podían servir de aprendizaje para dejarse mimar por su familia, ya que es algo que normalmente le cuesta aceptar. También pensó que el estar con ellos le podía ser útil para llenarse de fuerza y de energía, algo que necesitaba para afrontar la vuelta al trabajo.
Por otro lado, antes de irse estaba preocupado por su regreso tras las vacaciones, ya que se iban a dar ciertos cambios en su puesto de trabajo y se veía presionado para afrontarlos de la forma más efectiva posible. Sin embargo, al volver, se ha visto obligado a coger la baja, algo que en otro momento le hubiera supuesto todo un reto, pero que al no poderse valer por sí mismo, no ha tenido otro remedio que aceptar. Sin embargo, una vez más, ha sido capaz de darle la vuelta, de gestionar correctamente desde su casa los cambios que había que hacer, sin que el trabajo se vea perjudicado, y lo que es más importante para él, siendo consciente de que sus miedos anteriores eran infundados, ya que, una vez más ha sido capaz de afrontar las situaciones mejor de lo que ha supuesto en un principio. Por supuesto, no he podido más que felicitarle por su coraje y positividad.