Estos días se habla mucho de la libertad de expresión, debido al atentado ocurrido en París. Desde luego, no creo que haya nada que justifique una muerte, esto que vaya por delante, pero también creo que existe el derecho al respeto, aunque vuelvo a insistir, no significa que se pueda defender de cualquier manera. Simplemente, me gustaría hacer una reflexión sobre los derechos y libertades de cada uno.
Naturalmente, cada cual se puede reír de lo que mejor le parezca, pero esto no quiere decir que a todos nos tenga que hacer gracia, y menos aún, cuando se meten con algún aspecto íntimo nuestro. Tenemos que tener en cuenta, que no todos disponemos del recurso del humor en el mismo grado, y lo que a uno le puede parecer una tontería merecedora de risas, a otro le puede resultar un agravio contra su persona. Es verdad, que las personas que tienen más desarrollado este sentido, disponen de más herramientas para superar ciertos aspectos críticos de la vida, tienden a ver su situación desde un punto de vista más positivo, y sobre todo, no suelen caer en la “terribilitis”. Pero, por suerte, no todos somos iguales, y no todo el mundo sabe gestionar las bromas de la misma forma, por lo tanto, también tenemos que tener en cuenta que debemos respetar a aquellos que no utilizan el humor de la misma forma que nosotros, o que no lo entienden igual.
Por supuesto, doy por sentado, que sólo a unos muy pocos, se les ocurre responder como lo han hecho estas personas en el atentado, pero sí puede ocurrir que la respuesta a una broma sea totalmente la opuesta a la que esperamos por no haberla entendido, o porque no se comparte el mismo sentido del humor. Puede parecer que estoy exagerando una conducta, pero visto los hechos, y no me refiero sólo a este caso, creo que debemos pensar antes de hacer una broma. No significa, que no utilicemos el humor, un recurso muy válido para la vida diaria, pero tengamos en cuenta cómo lo hacemos y con quién lo hacemos. He visto muchos conflictos personales derivados de una broma mal entendida, incluso de comentarios en tono jocoso que se han malinterpretado. Por lo tanto, tengamos en cuenta, que existe nuestro derecho a la libertad de expresión, pero siempre junto al derecho de la otra persona a salvaguardar su respeto.