El otro día mi hijo se empeñó en ver esta película cuando a mí no me apetecía nada, pero sin embargo, fue un acierto verla. Estaba cansada, sin ganas de concentrarme en nada, y con mucha pereza de ponerme a ver una historia que conozco pero de la que no sabía tanto como creía.
Empezamos a verla tras su insistencia, y resultó ser una experiencia muy buena tanto para él, como para mi, ya que comenzamos a analizar el contenido de la misma de una forma divertida. Él ya la había visto, y le había gustado la historia, pero al verla juntos y empezar a comentarla, terminamos dialogando sobre la edad victoriana y lo que esta significó, metiéndonos en internet para saber de su simbología y hablar del tema. El resultado fue muy enriquecedor para los dos, ya que comentamos lo que Lewis quiso contar con este cuento. Nos reconducimos a hace 150 años, hablando de cómo era la sociedad de ese momento, y lo que suponía. Gracias a las preguntas de mi hijo, yo misma fui aprendiendo a medida que iba respondiendo, muchas veces mirando en el móvil las respuestas, como lo que significaba en ese momento cada personaje y las denuncias que el autor hacia sobre la sociedad en la que vivía.
Dejarnos llevar por las sugerencias de nuestros hijos, muchas veces nos da pereza, pero también nos supone momentos en los que descubrimos nuevos conocimientos que compartir, valores para transmitir y debates que mantener. Enseñarles lo que sabemos o incluso lo que en ese momento vamos aprendiendo gracias a poder mirar en internet, no sólo nos posibilita el transmitir conocimientos a nuestros hijos, también el aprender a comunicarnos, algo que cada vez nos cuesta más, bien porque no tenemos tiempo o porque no sabemos cómo hacerlo. Mantener una conversación en torno a un tema que a ellos les gusta ayuda a enseñarles a escuchar y a que expresen sus ideas. Por este motivo, es buena idea dejarnos llevar por sus sugerencias y escucharles lo que quieren, para así hacerles más atractiva la forma de transmitir los valores que consideramos necesarios. Tener la oportunidad de entablar un diálogo con ellos, tengan la edad que tengan, siempre va a ser enriquecedor. Con cada edad nos van a requerir actividades diferentes o distintas propuestas, pero de cualquiera de ellas podemos sacar una oportunidad para aprovechar a hablar con ellos.