Hace unos días comentaba en este mismo blog sobre la coherencia vital y lo que esta nos ayuda a ser felices. Desgraciadamente, hace poco se ha producido un acontecimiento que vuelve a ser ejemplo de lo que puede representar la incoherencia en una persona, y lo lamentable de las consecuencias llevadas al extremo cuando se mezclan con ideas y actitudes muy radicales.
Resulta que la persona que asesino a 50 personas en una discoteca de ambiente gay era homosexual, sin reconocerlo y casado con una mujer, a la que por cierto, había contado sus planes de realizar el atentado. Si escribo ahora de este asunto del que tanto se está hablando, no es sólo por el hecho de que la incoherencia de esta persona le ha llevado a no reconocer su propia sexualidad y unido a un extremismo religioso ha querido vengarse en aquellos que la viven libremente. Lo que más me ha impresionado de la última noticia que he escuchado al respecto, es que mientras se realizaban los funerales de algunas de las víctimas, hay quien ha ido a la puerta de las iglesias para protestar en contra de la comunidad gay. Por mucho que lo intente, que quiera ponerme en la postura de los de enfrente, como suelo decir muchas veces que deberíamos hacer para entendernos mejor unos a otros, me cuesta comprender qué se tiene que tener en la cabeza y en el corazón para irrumpir en el momento en el que se está llorando a un familiar y atacar a personas por el simple hecho de amar a quienes quieren.
Por supuesto matar es lo último, pero tengo que reconocer que me he quedado horrorizada por la irrespetuosidad para protestar ante personas que están dando su último adiós a sus seres queridos. Gracias a que el ser humano es grande y a pesar de todo se puede confiar en las personas, hay un grupo que se ha organizado como si de ángeles se tratara, para evitar que los protestantes pudieran molestar a las familias en ese momento tan delicado. Parece increíble, pero esto está ocurriendo ahora en el mundo occidental, donde se supone somos capaces de defender y respetar los derechos y las libertades de las personas.