Aprovecho la experiencia que he tenido con este videojuego para continuar hablando de cómo utilizar la debilidad o vicio de alguien como herramienta a su favor, pasando a ser una fortaleza. Quiero también aprovechar para felicitar al genio que ha logrado diseñar este juego, en el que se integra la realidad con la ficción, que aunque nos pueda dar miedo, es algo a lo que vamos a llegar en poco tiempo, y que deberemos aprender a gestionar, como llevamos integrando la nueva tecnología en nuestra vidas, sin por ello perder nuestros valores y sabiendo sacar provecho de ello.
Como comenté en el post anterior, el uso de estos juegos puede servirnos para potenciar conductas positivas, aunque en un principio los endemonicemos por todo el tiempo que quitan a los usuarios, tiempo que a lo progenitores nos gustaría que utilizaran para estudiar. El otro día comentaba que mi amiga había logrado utilizar esta herramienta a su favor, es decir, ha sabido lograr su propósito con su hijo a través de los videojuegos. No sólo porque ha logrado que salga de casa, sino porque también ha conseguido que utilice la misma capacidad de concentración que su hijo tiene para los juegos, la aplique a los estudios.
Para entenderlo mejor, tenemos que señalar que el poder de concentración que una persona utiliza cuando está jugando es muy alta, haciendo que su mente fluya en esa dirección, sin importarle lo que ocurre alrededor. Por este motivo, muchas veces no oyen ni prestan atención a lo que ocurre a su alrededor, para nuestra desesperación. Si logramos que ese mismo poder de concentración lo utilicen en los estudios, lograremos que sean mucho más eficaces. De hecho, cualquiera que haya entrenado su concentración ha entrenado este aspecto, el de lograr que su mente fluya enfocado en una actividad concreta.
Durante un tiempo, ella pensó que era mejor que a lo largo de la semana no jugara para que se concentrara en los estudios, pero con este sistema no lograba que estudiara más ni mejor, tan sólo tenerle permanentemente castigado. Por eso, optó por cambiar de método y dejarle jugar un rato antes de que comenzara con los deberes. De esta forma, no sólo conseguía que su hijo descansara de la jornada de colegio, sino que lograba que su mente se estimulará y motivara, utilizando el juego como un motor para accionarle hacia el estudio. Por supuesto, lo hacen de forma controlada, y los resultados han sido muy buenos. Además de aprender a entrenar su concentración, está aprendiendo a gestionar su tiempo.